Hace unas semanas lanzamos una sencilla encuesta en Linkedin que tenía como propósito que pensáramos acerca del uso que hoy en día se puede estar haciendo sobre nuestra huella digital, en concreto, con los datos personales que podemos estar compartiendo en redes sociales.

El supuesto planteaba qué haríamos en el caso en que una red social nos propusiera un pago por uso de nuestra información de carácter personal: ¿Lo aceptaríamos? Y en caso de aceptarlo, ¿Qué precio le pondríamos?
En la propuesta, se indicaban diferentes posibles respuestas que abarcaban diferentes puntos de vista:

• No pagaría nada, porque ya tienen mis datos
• Al menos 1 euro por mes de alta en la red social
• Al menos 10 euros por mes de alta en la red social
• No ingresaría en una red social de este tipo

El estudio de campo, si bien requeriría un mayor alcance, método y cobertura para poder establecer conclusiones científicas, desde luego, sí que nos indica algunos datos interesantes a tener en cuenta y que nos invitan a la reflexión:

1. El 48% de las personas que han contestado, entienden que su información tiene un valor, y que este valor se puede cuantificar, es decir, que si se puede cuantificar, también nos pueden compensar o pagar por el beneficio que obtengan gracias a esa información. En estos casos, partimos de la base de que entendemos que el valor intrínseco que ofrece la red social a la persona que ingresa no “vale” lo suficiente como para compensar la pérdida de privacidad que implica que utilicen nuestra información a cambio de dicho servicio. Es decir, que estamos ya cansados de aplicar la máxima de que “cuando la aplicación o el servicio es gratuito, se debe a que estás pagando con tus datos”.

2. El 37% de las personas que han contestado, afirman, directamente, que no ingresarían en una red social de este tipo. En estos casos ha primado la opción de poder mantener la privacidad, con independencia del precio. Entre los encuestados que se encuentran en esta franja, son mayoría los que mayor concienciación podrían tener acerca del concepto y significado de la “privacidad” (profesionales del sector, DPOs, ciberseguridad, etc).

3. El 15% restante se ha inclinado por pensar que la información que puede compartirse en esta red social posiblemente ya se disponga por otras redes o pueda haber sido compartida ya en internet, por ejemplo. En estos casos no se está indicando que su información no valga nada, sino que, simplemente, ya se dispone en otros lugares, o bien que, es imposible tratar de protegerse en una red social, mientras que en el resto del ámbito de internet estamos desprotegidos, o bien, tratan nuestros datos de manera “gratuita”.

En la muestra, el abanico de perfiles y profesiones de las personas participantes ha sido heterogéneo, si bien, entre ellos, el 34% correspondían a un perfil relacionado con la privacidad y/o la ciberseguridad (sin duda, los más concienciados en estas cuestiones).
Es interesante observar que, aunque es mayoría el grupo de profesionales de la privacidad que se decantan por manifestar que evitarían ingresar en una red social de estas características (el 60% de las respuestas en ese sentido provienen de profesionales del sector), otros profesionales entran a valorar qué precio le pondrían, en lo que pueden ser dos corrientes o vías distintas dentro del sector:

Caben dos posturas: Intentar evitar y oponernos al tratamiento en lo posible, o bien, admitir tratamientos “lícitos” de datos personales y obtener una compensación por ello, lo cual es igualmente lícito.

Hay que ser realistas y conscientes de que hoy en día la información personal sobre nosotros que circula por internet y de la que hemos perdido el control es bastante elevada, y además, no es un fenómeno extraño, sino que es algo bastante habitual. Muy pocos han conseguido mantenerse “indemnes” de estas prácticas y las grandes corporaciones están obteniendo altos beneficios por ello.

En cuanto al carácter de las respuestas, hay que verlas también en su contexto:

¿Tendríamos porcentajes similares de respuestas en otros ámbitos? Por ejemplo, ¿si hiciéramos esta encuesta en una red social que no fuera de tipo “profesional”, como “Facebook” o “Instagram”?

Seguramente no. Ya sea por cuestiones sociales, culturales, formativas, o bien por el valor que otorgan a la propia red social las personas que compongan la red social, el porcentaje de personas que nos indicaran que “no tiene sentido, ya disponen de nuestros datos” posiblemente subiría de manera significativa.

Pero aún así, este pequeño experimento sí que evidencia que existe una corriente al alza que comienza a poner en valor su propia privacidad; empieza a ser consciente de que debemos poder gozar de un control real sobre nuestra propia información personal: Qué información facilitamos, para qué la facilitamos, y no sólo eso, sino que empezamos a ser conscientes de que nuestros datos, junto con los datos de los demás, conforman una conjunto de información personal de la que se pueden extraer análisis muy valiosos, en términos comerciales, de los que no tendríamos porqué quedar al margen.

La manera en que se determine cómo cuantificar este “lucro cesante” (por así decirlo) ya es otra cuestión, como en el caso de Reino Unido, donde se ha llevado a cabo una demanda colectiva contra Meta en la que se ha cuantificado en 50 libras por usuario el dinero con el que habría que indemnizar a los usuarios de Facebook por el beneficio desmesurado que se ha obtenido tratando su información personal. Es posible que, en función del tipo de sentencia que se dicte en su día, este tipo de reclamaciones se extienda a nivel global.

Álvaro Orts Ferrer | www.ortsconsultores.es
Abogado ICAV | Legaltech | CEO www.bonhub.org | https://www.linkedin.com/in/alvarolopd/